El camino hacia la Pascua

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Sentido

La Cuaresma es el tiempo de preparación para la Pascua. Y el conjunto que forman los tiempos de Cuaresma y Pascua es el centro del Año Cristiano, porque es la celebración de lo que es central en nuestra fe: la muerte y la resurrección de Jesucristo. Por tanto, la Cuaresma forma parte del ciclo pascual, ya que la finalidad no es la Cuaresma en sí sino la celebración del Triduo Pascual y la Pascua.

La Cuaresma –que significa “el día cuarenta”- recuerda el tiempo de desierto de Jesús y del pueblo de Israel, y significa que es un tiempo de desierto y de conversión de la Iglesia para buscar lo que es esencial en nuestra vida, o sea, la unión con Jesucristo y también celebrar la Pascua con un corazón bien dispuesto a vivir nuestra vida imitando la vida de Cristo, una vida de amor, una vida entregada.

Cabe recordar que la Cuaresma siempre ha sido un tiempo de preparación bautismal, con los catecúmenos que se preparan para recibir el bautismo la noche santa de Pascua. Durante una serie de domingos que la Iglesia recibe a los catecúmenos y hacen los últimos pasos decisivos para recibir el sacramento del bautismo.

Desarrollo

El tiempo de Cuaresma se inicia el Miércoles de Ceniza y finaliza el Jueves Santo al mediodía, ya que por la tarde-noche se inicia el Triduo Pascual. Tiene cinco domingos –primero, segundo, tercero, cuarto, quinto– más el Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, que es el pórtico de la Semana Santa, con el Lunes Santo, el Martes Santo y el Miércoles Santo, que siguen formando parte de la Cuaresma. También forma parte el Jueves Santo hasta el mediodía, pero hemos de decir que en este día no hay misa por la mañana, ya que la misa propia de este día por la mañana es la Misa del Crisma, que es la misa donde, en la catedral y con el obispo, se bendicen los óleos santos, se consagra el santo crisma y se renuevan las promesas sacerdotales.

Durante la Cuaresma se omite el himno del “Gloria” y el canto del “Aleluya”, y es también un tiempo de ausencia de decoración, sobre  todo de flores en la Iglesia, para poder dar relieve a la austeridad propia de este tiempo, así como el color morado de los ornamentos, un color más bien apagado y oscuro que contrastará con el blanco luminoso de la Pascua.

Vida cristiana

La Cuaresma es un tiempo de renovación espiritual para la Iglesia. Es un tiempo de conversión, de revisar nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios. No es un tiempo de mortificación sino un tiempo de desierto, de vaciarnos totalmente para que podamos dejar llenarnos de la gracia de Dios, para que caminemos cada día más hacia la conversión, para poder vivir como Jesucristo vivía; es por esto que la Iglesia ha dado tres grandes medios para vivir este tiempo Cuaresmal: la oración, el ayuno y la limosna. En definitiva, intensificar la oración, ayunar de ciertas cosas –sea la carne los viernes, ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, abstenerse de cosas que nos gustan pero que a lo mejor son insignificantes o superfluas– y estar muy atentos a las necesidades de los demás, especialmente de los pobres, para que progresemos en nuestra vida, yendo a lo esencial: nuestra unión con Jesucristo.

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