La nueva traducción del «Misal» al español

La nueva edición del Misal en lengua española para las diócesis de España (2016) ha sido revisada para que respondiera con toda fidelidad y el máximo rigor a los textos originales latinos y que así no se perdiera precisión teológica.

Así lo indicaba el Decreto de promulgación de la tercera edición típica latina del Misal Romano (20 de abril de 2000):

A partir de la presente tercera edición típica, las Conferencias Episcopales, habiendo corregido cuidadosamente según el texto original latino las traducciones precedentes todavía en uso, procurarán que, dentro de un periodo de tiempo oportuno, se lleven a cabo con toda fidelidad y el máximo rigor nuevas versiones en lengua vernácula del Misal Romano, debiendo ser reconocidas por la Sede Apostólica conforme a la norma jurídica.

E igualmente lo mandaba la Instrucción sobre el uso de las lenguas vernáculas en la edición de los libros de la liturgia romana Liturgiam authenticam (28 de marzo de 2001), en su núm. 20:

Es necesario que la traducción de los textos litúrgicos de la liturgia romana sea, no tanto una labor de creación nueva, sino de traducción fiel y cuidada de los textos originales a las lenguas vernáculas. Aunque se conceda la facultad de componer las palabras y establecer la sintaxis y el estilo, para redactar un texto ágil en lengua vernácula y conforme al ritmo propio de la oración popular, es preciso que el texto original, en cuanto sea posible, sea traducido con total integridad y con la mayor exactitud: sin omisiones ni añadiduras, sin paráfrasis o glosas, en lo que respecta al contenido; las acomodaciones a la idiosincrasia de las diversas lenguas vernáculas es preciso que se realicen de manera sobria y prudente.

Esta fidelidad al texto latino hace que el lenguaje utilizado en la traducción castellana pueda parecer en ocasiones anacrónico o poco comprensible para los creyentes del siglo XXI. Algunos preferirían que se empleara un lenguaje más actual, aunque se perdiera precisión teológica al hacerlo.

Sin embargo, al igual que en una obra literaria antigua, como El cantar del mío Cid o el Lazarillo de Tormes, o una obra espiritual clásica, como Las moradas de santa Teresa de Jesús o la Llama de amor viva de san Juan de la Cruz, se conservan las expresiones de la época sin actualizar al lenguaje actual, el Misal contiene textos de diferentes épocas, que recogen la tradición de la vida litúrgica, teológica, espiritual, devocional, de la Iglesia.

De modo que, más que traducir los textos actualizándolos, para evitar un lenguaje desfasado, podemos introducir a los fieles en el lenguaje de la liturgia. La ocasión puede servir para formar al pueblo fiel, elevando su nivel teológico. Eso mismo lo hemos hecho en otros campos, como en la economía, la medicina o el deporte, donde poco a poco vamos aprendiendo su lenguaje específico y sus expresiones más usuales, enriqueciendo nuestro saber en esos otros temas. Hagamos, pues, lo mismo con la liturgia: descubramos la teología que hay tras sus textos.

A continuación ponemos ejemplos concretos de términos o expresiones cuya traducción ha sido modificada con el fin de recoger mejor el trasfondo teológico que encierra el texto latino: